FRESIAS
Un ramo de fresias amarillas con perfume a una primavera cercana, posaban sobre un bolso de mano, y este a su vez puesto sobre una silla contigua a la que él se encontraba sentado absorto en su mundo.
Una multidud lo rodeaba, pero el hombre seguía en lo suyo, no prestaba atención a nada, solo a la espera de que la persona a quien necesitaba ver desde hacía tiempo llegara a su lado , para ello estaba ahí y había recorrido kilómetros.
Nada importaba en ese momento, solo las ansias del encuentro era crucial y por ende su accionar para con los otros era indiferente. Sin poner su espalda apoyada en el respaldo de la silla de la confitería, se acomodó con sus antebrazos sobre la mesa y no desviando la mirada del teléfono comenzó a borrar mensajes por temor que no entraran los de ella ,que eran los que le importaban.
Estando en su mundo -como ya había dicho-, escuchó una voz detrás suyo que le indicaba que la mujer había llegado:_¿Hay muchos sentimientos no?_ dijo ella
Se abrazaron, luego se sentaron y solo se miraban, tratando de reconocer en el otro a la persona que durante tanto tiempo había despertado en forma mutua emociones y sentimientos dormidos en ambos.
La sensación dentro de ella era de verguenza, timidéz y pudor por hacerse ver por primera vez por ese hombre que por mucho tiempo le había devuelto gran parte de sus ganas de vivir.
Pero la serenidad de la mirada del hombre la tranquilizaba.
Luego de charlas rápidas, como si se hubiesen visto el día anterior y desde siempre, decidieron caminar bajo la lluvia, tomados de la mano como dos adolescentes, pero con el paso firme de dos personas maduras que sabían el significado de transitar con la compañía de alguien, dándole el valor como lo tiene el "NO CAMINAR YA SOLOS".
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